Written by Emilio Alfaro
Pocas ramas de la ciencia por no decir ninguna tienen un apoyo social tan entusiasta y extendido como la astronomía. Los hombres somos curiosos por naturaleza y la ciencia es quizás la mejor manera que nos hemos dado para saciar esa necesidad; para obtener, ordenar y confrontar las respuestas que nos damos. La curiosidad es uno de nuestros rasgos diferenciales con respecto a otras especies animales, la mantenemos a lo largo de toda nuestra existencia y no se limita a los primeros años de vida donde los mecanismos de aprendizaje para la supervivencia necesitan de un motor que acelere el proceso.
Los astrónomos amateur son un claro ejemplo de lo que digo.