Written by Emilio Alfaro
Hay libros que nos esperan, están en casa y de una forma aparentemente casual, sin notarlo, de pronto se encuentran en nuestras manos. Aparecen cuando los necesitamos. En cambio hay otros que se nos adelantan, los tenemos que esperar.
Sucedió con Aniara. Su nombre y, como creían los romanos, de ahí su historia, se encarnó antes de que pudiera leerlo. Aniara entró en mi vida por vía oral alrededor de una mesa de camilla. No podría decir si lo que escuché antes fue lo que después leí, pero ahora esa Aniara, la oída y la leída, son indisolubles.